El informe muestra que 24 militares australianos fueron utilizados como cobayas durante las décadas de los 50 y los 60, como objeto de ensayos nucleares atmosféricos sobrela isla de Monte Bello, en la costa oeste australiana, y en Maralinga, al sur del país.

En 1997, el Gobierno británico afirmó ante el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos de Estrasburgo que no se había empleado a ningún humano en los experimentos de ensayos de armas nucleares. Según la historiadora escocesa, el Ejecutivo británico ha mentido sobre la cuestión, ya que el documento recogía una lista de 24 militares australianos que habían participado en experimentos sobre trajes.

"Se les pidió ue se pusieran trajes específicos y caminar varios días u horas tras una explosión nuclear en Maralinga, para ver si los trajes les procuraban algún tipo de protección contra la radiactividad", afirmó la historiadora, que asegura que el documento ha permitido también encontrar a los soldados implicados para saber si el experimento ha tenido consecuencias sobre su salud.

El abogado Morris May, que representa a 30 australianos víctimas de estas pruebas, ha indicado que sus clientes aseguraban desde hacetiempo haber sido utilizados como cobayas, pero el Gobierno de Canberra había rechazado siempre sus demandas.