A su juicio, el problema se planteará en el año 93, al haber concluido las grandes obras del 92, pero con una reducción de actividad que no llegará a producir una crisis de crecimiento para el sector.

Garnacho subrayó que el descenso de actividad supondrá una "racionalización" del sector, ya que ahora "se está trabajando por encima de la capacidad real y con un exceso de horas extraordinarias".

Para los dirigentes de UGT y CCOO de la Construcción, las previsiones de Seopan obedeen al deseo de forzar unos Presupuestos del Estado para 1992 más expansivos en el capítulo de infraestructuras.

A este respecto, Julián Galán, miembro del Secretariado de la Federación de la Construcción de CCOO, recalcó a esta agencia los gastos en infraestructura "repercuten muy poco en la mano de obra: 500 millones de inversión en una autovía equivale a un tramo de un kilómetro y 10 trabajadores".

Galán subrayó que "lo que sí haría daño al empleo sería una marcha atrás en el plan de 460.000 viiendas sociales y otros como el Plan 18.000 de la Comunidad de Madrid", porque el subsector de edificación es más intensivo en mano de obra.

Para el sindicalista de CCOO, las previsiones negativas de Seopan contrastan con los beneficios que vienen anunciando las empresas constructoras en el primer semestre de 1991.

Señaló finalmente que la caída en la actividad podría incluso suponer "una mejora en la calidad de las obras", al disminuir los fuertes ritmos de trabajo impuestos por la necesidad de cabar muchas de ellas antes de los grandes acontecimientos del 92.