Además de la irrupción en las dependencias carcelarias, algunos de los detenidos portaban cámaras de video y de fotografía con las que pudieron ver y tomar imágenes de zonas de la prisión que habitualmente no son accesibles para las visitas.

Este hecho ha provocado malestar entre los funcionarios de la prisión madrileña, máxime cuando este hecho se produjo unos días después del asesinato por parte de ETA de su compañero en la prisión de Nanclares de la Oca (Vitoria), Mximo Casado.