Estos objetivos pasan por que la mezcla del carburante para repostar en las gasolineras alcance en 2009 un 3,4% de biocombustible y en 2010 un 5,83%, una meta más ambiciosa que la que marca la Comisión Europea de llegar al 5,75% en 2010.

Actualmente, el porcentaje se sitúa en torno al 1 ó 1,5%, según explicó a Servimedia el portavoz de la AOP, Álvaro Mazarrasa.

Al considerar estos porcentajes, hay que tener en cuenta que el poder calorífico de los biocombustibles es menor que el de los hidrocarburos, razón por la cual "hay que utilizar más litros de bioetanol para andar el mismo número de kilómetros", indicó Mazarrasa.

De ahí la necesidad de ser prudentes a la hora de fijar los objetivos de utilización de biocarburantes, "para no sufrir un fuerte impacto en los productos alimenticios".

Destacó que ambos mercados, el de la alimentación y el de los biocombustibles, se nutren de una misma materia prima, cuya capacidad de producción es limitada: los cereales.

Por otro lado, el portavoz de la AOP incidió en la necesidad de que se controle la calidad de las mezclas que incorporen biocarburantes, para evitar el rechazo de los consumidores.

Esta organización pide que, en la orden ministerial que regule el uso de bioetanol y biodiesel, se dé libertad al sector para alcanzar el citado porcentaje del modo en que considere más oportuno.

En este sentido, explicó que la AOP apuesta por hacer más esfuerzo en el biodiésel que en el bioetanol, es decir, en potenciar los carburantes "bio" en el gasóleo (en lugar de en la gasolina). A su juicio, esto contribuirá a reducir el déficit español en importación de gasóleo.

Mazarrasa señaló que, a pesar de los altos precios a los que la falta de cereales puede elevar el biocombustible, el alza del petróleo (que ya supera los 100 dólares por barril) puede ayudar a su incorporación.