EL SEPRONA DENUNCIA LA ADMINISTRACION DESCONTROLADA DE FARMACOS A ANIMALES DE GRANJA
- La Policía Nacional denunció a más de 200 ganaderos en 4 años por uso de sustancias prohibidas
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Un informe del Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Guardia Civil revela la administración descontrolada de fármacos en granjas de bovinos, ovinos, caprinos, cerdos, conejos, pollos y gallinas ponedoras, sin el debido control veterinario ni farmacéutico.
Este informe, al que tuvo acceso Servimedia, forma prte, junto con otro del Grupo de Consumo y Medio Ambiente (GCMA) del Cuerpo Nacional de Policía, de las diligencias que instruye el juez Guillermo Ruiz Polanco de la Audiencia Nacional, a raíz de la denuncia presentada a finales de 1999 por farmacéuticos de Castilla-La Mancha y la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) por presunto delito contra la salud pública e intrusismo de determinados establecimientos comerciales, que vendían fármacos sin exigir receta veterinaria ni estando autorizados para elo.
Valgan como muestra dos testimonios ante la Guardia Civil de dos responsables ganaderos de vacuno de la provincia de Cuenca, pero en las diligencias constan más de 40 manifestaciones semejantes.
Alfonso Gadea, que poseía una ganadería de unas 400 cabezas de bovino en Almodóvar del Pinar (Cuenca), declaró el 17 de febrero de 2000 que adquiría los medicamentos de uso animal en la comercial Sergama, de Cuenca, o en Agrozoo, de Albacete.
Preguntado por los agentes del SEPRONA si cuando comprba los medicamentos lo hacía previa prescripción en receta extendida por veterinario y si el dispensador le exigía la presentación de la misma, el ganadero señaló, según el acta policial, que "normalmente le hacen la receta en cualquiera de las comerciales antes mencionadas al ir a comprarlos y en otras ocasiones los compra y después la comercial le manda la receta por correo junto con la factura".
1.000 CABEZAS
Por su parte, Jesús González, administrativo de la SAT Montefrío, de Leganiel (Cuenca), na explotación de unas 1.000 cabezas de vacuno, manifestó el 28 de febrero de 2000 que adquirían los fármacos en Tapesa, de Zaragoza, y Covegama, de Toledo.
Afirmó que algunas veces el encargado de la granja, y otras él mismo, "solicitan telefónicamente a Pedro Ortiz, veterinario dependiente del laboratorio Pfizers o a Andrés Climente, veterinario de Tapesa, los medicamentos que necesitan, y posteriormente, estas empresas envían, bien por empresas de transporte como Seur o Central de Mensajeros o bienpor medio de los propios veterinarios que se desplazan hasta la granja, los medicamentos solicitados".
González también indicó que, "hasta finales de octubre (de 1999), estos establecimientos no exigían la presentación de la receta, pero que a partir de esta fecha sí".
El SEPRONA concluye que "los ganaderos compran los medicamentos sin receta y que las comerciales detallistas no le informan de las características de los medicamentos. Esto genera que el ganadero únicamente tenga conocimiento de lo tiempos de espera, de las precauciones, de la farmacología y toxicología, de la dosis, etcétera, mediante el prospecto incluído en el envase del fármaco, dejando a criterio de éste su lectura".
Además, "son los propios ganaderos los que aplican en muchos de los casos los medicamentos de uso animal a su ganado; esto, junto con el hecho de que se solía comprar los medicamentos sin receta, genera que se administren estos fármacos a los animales sin el adecuado control técnico", según la Guardia Civil.DESCUENTOS
El informe considera que las comerciales investigadas, que suelen hacer rebajas de entre el 30 y el 50 por ciento del precio que figura en la etiqueta del producto, actúan "como distribuidoras, careciendo de la autorización de sanidad necesaria, e incumpliendo los requisitos exigidos en su normativa específica. (Carecen de Director Técnico Farmaceútico, tienen prohibida la venta al por menor, etcétera)".
"Estos establecimientos", continúan las conclusiones del SEPRONA, "presentaron unasolicitud en la Delegación de Sanidad para regularizar su situación como detallistas (autorizada la venta exclusivamente al por menor, y no como distribuidoras), encontrándose en la actualidad (marzo de 2000) en trámite esta autorización".
De entre la cuarentena de declaraciones recogidas por los guardias civiles del SEPRONA de Cuenca cabe destacar, por la encendida defensa de los establecimientos investigados, las manifestaciones de José Luis Viadel, dueño de una granja mixta de Talayuelas que, en ferero de 2000, poseía 250 cerdas y 700 plazas de cebo, y 34.000 pollos en la modalidad de integración.
Las granjas integradas son socias de una empresa matriz, normalmente situada en otra provincia, que suministra los pollos, el pienso, veterinarios y los medicamentos, y se encarga de su traslado al matadero una vez engordados.
Viadel señaló que mientras en comerciales como Sergama, en Cuenca, y Nanta, en Valencia, le hacen descuentos que llegan hasta el 50%, en "las farmacias no le hacen ningún tpo de descuento, y además de esta rebaja le dan un servicio de asistencia veterinaria y de análisis en los laboratorios que las farmacias tampoco le dan".
"PROBLEMATICA INDIGNANTE"
Asimismo, el ganadero afirmó ante los agentes "que considera que la problemática que está surgiendo en torno a los medicamentos de uso animal es indignante, al creer que todo el asunto se ha movido por intereses económicos abusivos por parte de los farmacéuticos, y que si realmente la problemática son los residuos de los ármacos existentes en la carne de los animales, la Administración debería analizar y controlar estas carnes".
El propietario de una granja de 15.000 gallinas ponedoras, situada en la localidad conquense de San Lorenzo de la Parrilla, Raúl Martínez, informó a la Guardia Civil "que no utiliza medicamentos, que lo único que utiliza son unas vitaminas denominado 'Calgophos' 5 litros y que desconoce si en el pienso que utiliza en la alimentación de las gallinas va mezclado algún tipo de medicamento".
reguntado si contaba con servicio veterinario, Martínez respondió "que sí, que los que posee la fábrica de piensos. Que la fábrica se denomina Piensos del Júcar, con domicilio en Valencia, y Piensos Padrino Sierra, de Villaluenga (Toledo)". En cuanto a las citadas vitaminas, las solicitaba por teléfono a Solá Domingo S.A. (Productos veterinarios), con domicilio en Reus (Tarragona).
Por otro lado, el Cuerpo Nacional de Policía ha instruído cerca de 200 diligencias entre 1996 y 1999, ambos incluídos, cotra redes de importación ilegal, distribución y uso de diversas sustancias prohibidas en la cría de animales destinados a consumo humano, y ha formulado entre 1998 y 1999 al menos 165 denuncias por positividad a antibióticos contra ganaderos de bovino, porcino, ovino y aves de toda España.
"La experiencia acumulada", señala en su informe el Grupo de Consumo y Medio Ambiente de la Policía, "hace pensar en un indiscriminado uso de distintas sustancias en el engorde de los animales destinados al consumo umano. A medida que se ha incrementado la represión sobre las sustancias prohibidas, se ha ido detectanto un incremento en la positividad a antibióticos, toda vez que éstos, también tienen un efecto potenciador del engorde y suponen menor riesgo para el ganadero, respecto a su incriminación".
REGISTROS
Asimismo, los funcionarios constataron en los registros y toma de muestras que en todas las explotaciones ganaderas existen cantidades diversas de medicamentos, útiles como jeringuillas u otros, "que creditan la práctica habitual de medicar a los animales por parte de los propios ganaderos".
Por otra parte, según la Policía, "bastantes establecimientos comerciales de productos zoosanitarios de las principales provincias ganaderas, han sido objeto de registros en los últimos años por su implicación en las distribuciones de sustancias prohibidas en el cebado animal, al margen de su actividad principal de venta de productos y medicamentos veterinarios".
Aparte de estos comercios legales, la Poliía estima que existen en toda España unos 1.500 distribuidores no declarados y ambulantes, "a los que hay que sumar los transportistas de ganado, recogedores de leche, y otros profesionales relacionados con el sector, que realizan encargos de compra de medicamentos y cobran pequeñas comisiones por ello".
El GCMA ha denunciado, gracias a la intervención de conversaciones telefónicas, que los laboratorios Industrial Veterinaria S.A. (INVESA), de Barcelona, "estaban envasando medicamentos veterinarios (Tlosina y Gentamicina) en un contenido muy superior al autorizado que figuraba en la etiqueta, lo que efectuaban a petición de clientes concretos".
(SERVIMEDIA)
11 Feb 2001
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