El Sindicato de Enfermería denunció que las enfermeras y fisioterapeutas de la sanidad pública vienen sufriendo, desde el recorte salarial del 5% impuesto en 2010 por el Gobierno, una progresiva pérdida de poder adquisitivo que alcanza el 30%, mientras que su salario base es de unos 1.200-1.300 euros al mes de media. Satse demandó un aumento salarial del 6,5% en, al menos, 2022 y 2023 “para unos sanitarios que llevan años sin ver reconocida de manera justa su labor asistencial y de cuidados dentro del sistema sanitario y que ahora, además, sufren los perjudiciales efectos de una inflación disparada”, señalaron.

Asimismo, indicó que los partidos políticos se comprometieron, en las conclusiones de la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica, a “establecer instrumentos de gestión de recursos humanos y modelos retributivos suficientes que incentiven adecuadamente a los profesionales sanitarios y garanticen un nivel de vida digno”.