La planta de Santana Motor de Manzanares, que se dedica a la fabricación de piezas de motor destinadas a la fábrica de Linares (Jaén), se encuentra desde el pasado mes de diciembre en un proceso de segregación para pasar a depender exclusivamente de Suzuki Motor Corporation, accionista mayoritario.

La falta de una auditoría y la aprobación final del Consejo de Administración de Santana Motor motivaron que el proceso e segregación no se haya llevado definitivamente a cabo en la planta de Manzanares.

El presidente del comité de empresa, Francisco Jareño, que ha pedido una entrevista al presidente del Ejecutivo autonómico, José Bono, señaló que "el Gobierno regional debe presionarles en contrapartida a las subvenciones que recibió el año pasado, cuando Suzuki decidió invertir más de 5.000 millones de pesetas".

Jareño anunció que "no estamos dispuestos a que se pierda un puesto de trabajo más", y recordó que dese junio del año pasado y hasta diciembre de 1995, está en vigor un expediente de regulación que afecta a 70 trabajadores.

El consejero portavoz del Gobierno de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, mostró su esperanza de que la crisis de Santana Motor afecte lo menos posible a la factoría de Manzanares, aunque agregó que todo el mundo comprende que tras esta situación las cosas no seguirán igual, "pero tampoco se dará la debacle que se anuncia".

García Page aseguró desconocer si en las converaciones de la empresa con los trabajadores se habló de una aportación económica de la Junta, y agregó que este tipo de cuestiones "es más útil no hacerlas tan públicas hasta que se tome una decisión concreta".

El portavoz consejero afirmó que "se está trabajando en una buena línea" y anunció que José Bono tiene un interés directo en este asunto, por lo que podría recibir en breve a los miembros del comité de empresa de la planta de Manzanares.