Según informó el departamento ministerial, el calor excesivo puede alterar las funciones vitales cuando el organismo es incapaz de compensar las variaciones de temperatura corporal y puede provocar problemas de salud como calambres, deshidratación, insolación, golpe de calor que pueden generar problemas multiorgánicos con síntomas tales como inestabilidad en la marcha, convulsiones e, incluso, el coma.

La exposición a temperaturas excesivas afecta especialmente a los niños, personas mayores, mujeres gestantes y personas con patologías crónicas de base. También cuenta con un factor de riesgo añadido para las personas en situación de marginación, aislamiento, dependencia o con discapacidad.

Para minimizar los daños, desde el Ministerio de Sanidad, se insistió en una serie de recomendaciones generales: beber agua y líquidos con frecuencia, aunque no se tenga sed; evitar las bebidas con cafeína, alcohol o muy azucaradas, ya que pueden favorecer la deshidratación; y prestar especial atención a bebés y niños y niñas pequeñas, embarazadas o madres lactantes, así como a personas mayores o con enfermedades que puedan agravarse con el calor.

Junto a estos consejos se recomienda permanecer el mayor tiempo posible en lugares frescos, a la sombra o climatizados; procurar reducir la actividad física; y evitar realizar deportes al aire libre en las horas centrales del día. También usar ropa ligera, holgada y que deje transpirar.

Además, no dejar nunca a ninguna persona en un vehículo estacionado y cerrado; consultar a un profesional sanitario ante síntomas que se prolonguen más de una hora y que puedan estar relacionados con las altas temperaturas; mantener las medicinas en un lugar fresco y hacer comidas ligeras que ayuden a reponer las sales perdidas por el sudor (como ensaladas, frutas, verduras, zumos, etc.).