Al grito novedoso de "Pamploneses. Navarros. Estamos en fiestas. Viva San Fermín. Gora San Fermín", Igal prendió el cohete que ha dado inicio a nueve días ininterrumpidos de celebraciones, alegría y jolgorio para cientos de miles de pamploneses y otros tantos visitantes de la ciudad.

La Plaza Consistorial estaba repleta de personas esperando el inicio festivo más de una hora antes del mediodía. El cav y cualquier otra bebida hicieron más grata la espera, que resulta interminable para los festejantes que, entre empujones, se veían trasladados de un lugar a otro sin poder hacer nada para evitarlo.

Durante la espera, más de una persona tuvo que abandonar el cuadrante por desmayos o, simplemente, ante la sensación de no poder aguantar un segundo más la marea humana que se le venía encima.

Cuando las agujas del Ayuntamiento enfilaban las 12.00 horas, los balcones del consistorio pamplonés se abrieon y salieron los timbaleros. Su música era la advertencia de lo que iba a ocurrir.

Un piso más arriba también se abrieron los balcones y del central salió, al fin, Javier Igal. Tomó la mecha que le dio un empleado municipal y se dirigió a los miles de congregados con vivas al patrón de Pamplona.

Tras la salida del cohete anunciador, la plaza estalló en un sólo grito y miles de personas brincaron deseándose lo mejor para los días futuros. Una vez estalló el chupinazo, todo fueron muestras de alegía. Los Sanfermines 1996 han llegado y toda Pamplona los celebra con música y bailes.

Mientras tanto, cientos y cientos de botellas de cava y otras bebidas estaban ya apiladas en los márgenes de la plaza, en espera de que los servicios de limpieza pudieran retirarlas.