RUANDA. UNA RELIGIOSA REPATRIADA CRITICA LA FALTA DE AYUDA DEL GOBIERNO ESPAÑOL
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La religiosa navarra d "Vita et Pax" María Elena Adot, que llegó ayer a Pamplona tras conseguir escapar de la guerra civil de Ruanda, afirmó hoy que su repatriación no ha sido fácil por la falta de contacto con las autoridades españolas. "Hemos estado muy desatendidas por España, pero el cónsul belga fue siempre muy atento", criticó.
María Elena Adot, que tuvo que viajar cinco días por Ruanda, Nairobi, Bruselas y Madrid antes de llegar a la capital navarra, señaló que el anterior embajador español en Kinsasa, capital de Zare, las visitó ayer en Madrid en nombre del ministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana.
A su juicio, con ello "se ve que ahora quieren aligerar la cosa. Por lo menos, esto habrá sido bueno para que cuando ocurran otros conflictos ofrezcan más atención y sean más eficaces".
María Elena Adot se encontraba en la casa de los Jesuitas de Kigali, capital de Ruanda, cuando los militares entraron y separaron a las personas blancas de las negras, asesinando a 17 ruandeses, entre los que había tutsis y utus, además de jesuitas y miembros de su congregación.
"La angustia iba en aumento, mientras los ataques continuaban fuera de la misión. De una parte teníamos a los rebeldes, y a las fuerzas militares de otra", relató.
Explicó que la embajada belga consiguió rescatar a los religiosos de la misión y conducir a todo el grupo, en el que había más de 300 refugiados, hasta un estadio próximo al aeropuerto de Kigali, donde, protegidos por los 'cascos azules', se concentra parte de la población que huy de las matanzas.
"En el camino íbamos viendo cadáveres y todos los almacenes y tiendas desiertas, todo había sido robado y la ciudad mantenía una soledad de muerte. Era muy triste", describió la religiosa.
De esta travesía, la misionera recuerda especialmente a un sacerdote: "Este padre blanco había sido militar. Un hombre muy grande y con un coraje impresionante que se fue a pie con todos los ruandeses. Marchaba hablando, por una parte, con los rebeldes, por otra, con la armada ruandesa para qu no les hicieran nada. Así llegaron sanos y salvos hasta el estadio".
Tras 24 años de labor misionera en esas tierras, María Elena Adot se encuentra desolada y duda de la eficacia del trabajo realizado. Por el momento, no se plantea la vuelta a este país africano, cuyo conflicto bélico, según explicó, se debe a razones políticas y por el alto grado de corrupción existente.
(SERVIMEDIA)
14 Abr 1994
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