El Papa, según Rouco Varela, ante los graves problemas del trabajo, de la familia y de la convivencia nacional e internacional, ha ofrecido a la humanidad la Doctrina Social de la Iglesia, que coloca a la persona "realmente en el centro de las preocupaciones sociales, precisamente en virtud de su dimensión transcendente".

"En este contexto se entiende que la voz del Papa sea todavía hoy de las pocasque no se cansan de remitir a la verdad como al elemento de referencia ineludible para la convivencia en justicia y libertad. Se trata de la verdad del ser humano, de la verdad de la persona, que no puede ser ignorada si no se quiere derivar, por la vía del relativismo, al totalitarismo, manifiesto o encubierto, de la razón de la fuerza", afirmó el cardenal Rouco Varela.

Este tipo de "lógica inhumana" domina, sin embargo, "en las diversas manifestaciones de la cultura de la muerte, desde los atentadossangrantes contra la vida humana incipiente hasta las guerras y 'la plaga funesta del terrorismo', así denunciada por el Papa en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este año, que acaba de ser publicado", señaló.

Rouco Varela comenzó su intervención introductoria diciendo que 2003 "ha sido un año marcado, ciertamente, por algunos acontecimientos tristes que no es precisamente éste el momento de recordar", en alusión a la guerra de Iraq.

TERRORISMO

"El Papa nos ha alertado también frete al peligro 'de nacionalismo exasperado, de racismo y de intolerancia', en la inolvidable Vigilia Mariana con los jóvenes en Cuatro Vientos. Peligros que ponen en cuestión la solidaridad y que llegan a expresarse a veces, por desgracia, como recordábamos los obispos españoles en asamblea plenaria, en el lamentable fenómeno de la violencia terrorista, que tanto sufrimiento ha causado en nuestro país", recordó el cardenal-arzobispo de Madrid.

El homenaje a Juan Pablo II ha contado con la asistencia de17 obispos y el secretario general de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino.

Además de Rouco Varela, encargado de abrir el acto, asistieron el cardenal Francisco Alvarez, arzobispo emérito de Toledo; el nuncio apostólico en España, Manuel Monteiro; el arzobispo de Tarragona, Luis Martínez; al arzobispo castrense, Francisco Pérez, y el arzobispo emérito de Oviedo, Gabino Díaz.

Asimismo, participaron los obispos de Jaén, Ciudad Real, Palencia, Segovia, Vitoria, Alcalá de Henares, Zmora, Getafe y Vic, y los tres obispos auxiliares de Madrid y el de Getafe.