Así lo reclamó durante su intervención en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros, en la que precisó que el país cuenta “afortunadamente con muy buenos profesionales y con una voluntad firme de seguir reforzando esa capacidad de anticipación y de excelente coordinación y, en el supuesto de que resulte necesario, con el refuerzo de los medios del Estado”.

No obstante, reconoció que la “combinación de temperaturas récord y sequía, es decir, un suelo que, desgraciadamente, está más seco en el tercer año consecutivo de sequía en una muy buena parte del territorio, temperaturas extremas que se van repitiendo cada vez con mayor recurrencia, incluso un invierno como el que hemos vivido, como el que estamos viviendo, con temperaturas récord en enero y febrero” no son “unas buenas condiciones físicas”, por lo que reiteró su petición de “extremar la cautela”.

En este contexto, defendió que, junto con la “capacidad de respuesta institucional” que, “en parte, viene consolidándose desde los años anteriores con ese reforzamiento de los planes, de la programación para asegurar una correcta evaluación de riesgos a lo largo de todo el año y una permanencia de las dotaciones a lo largo de todo el año en todo el territorio con un reforzamiento de la coordinación entre las distintas administraciones”, el Ejecutivo ha “ido incrementando sustancialmente” la “capacidad de respuesta”.

Ribera dijo “esperar” que España pueda “gestionar y afrontar” el verano “con las máximas garantías y con equipos bien pertrechados”, convencida de que el despliegue de las actividades agrarias, la capacidad de gestión forestal, las iniciativas de bioeconomía, la lucha contra la despoblación y el asentamiento en el medio rural “son también herramientas muy importantes para la consolidación de la protección de los ecosistemas, de los bosques y la prevención de esos riesgos”.

A este respecto, estimó que “una buena combinación” de las herramientas de prevención y de lucha contra incendios, una “mejor capacidad” de la ordenación del territorio y de “integración” de actividades vinculadas a la bioeconomía y “correcta” gestión forestal y “una atención especial y a la altura de los derechos y de las condiciones y servicios” para las personas que viven en el entorno rural “son buenas recetas para poder luchar contra los incendios y poder reforzar la capacidad de prevención, anticipación y protección”.