Sus Majestades fueron recibidos por numeroso público y el obispo de Tenerife, Felipe Fernánez, les dio la bienvenida a una ciudad que, según dijo, "construye además de la ciudad terrena, la divina".

"La Iglesia del Señor en Tenerife os acoge no sólo con el sincero respeto de vuestra alta magistratura, sino con el calor con el que la Iglesia acoge siempre a sus hijos", manifestó.

Durante la ceremonia se leyó un mensaje enviado por el Papa Juan Pablo II, en el que "reitera su entrañable afecto a los amadísimos hijos de Tenerife, mientras los encomiendo a la maternal protección de la Virgn María".

La misa fue concelebrada por el obispo Fernández, el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Elías Yanes, y el Nuncio del Papa en España, Mario Tagliaferri, quien hizo referencia a la festividad de la Cruz que se celebra hoy. Tagliaferri destacó que "es una paradoja que un instrumento de muerte se haya convertido en una fuente de vida, como lo es la cruz".

Tras almorzar en el Casino de Santa Cruz con las principales autoridades del archipiélago, los Reyes tenían previsto abandoar la isla esta tarde.