El presidente de Fenacore, Andrés Del Campo, lamentó, en declaraciones a Servimedia, la decisión adoptada por el Gobierno y aseguró que los regantes necesitaban al menos 43 hectómetros cúbicos para salvar los cultivos de cítricos y frutales.

"Supondrá la pérdida de la producción y de las plantaciones y conduciría a su vez a una pérdida de la cuota de mercado que más tarde sería difícil de recuperar, principalmente si tenemos en cuenta la fuerte competencia de otras producciones hortofrutícolas extranjeras", aseveró.

En su opinión, las reservas actuales en los embalses sí permitían el trasvase de agua para regadío que solicitaban. Por ello, consideró que la ministra de Medio Ambiente o el Consejo de Ministros "han pecado de demasiado prudentes".

Por último, Del Campo respondió al "ruego" de responsabilidad lanzado por la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, a la hora de valorar esta decisión con una nueva petición: "que el Gobierno también sea responsable" y agilice las obras hidráulicas contempladas en el Plan Hidrológico Nacional (PHN).

La "única solución" para garantizar el suministro a precios competitivos que permitan la viabilidad de la agricultura, dijo, "es traer el agua necesaria de otras cuencas hidrográficas a través de los trasvases, además de ejecutar las obras hidráulicas y embalses necesarios para asegurar el acopio de agua en épocas de lluvias ante el hecho inminente de un cambio climático en nuestro país, con lluvias torrenciales y espaciadas en el tiempo".

Desde las regiones afectadas las reacciones tampoco se han hecho esperar. En Castilla-La Mancha han mostrado su satisfacción y han recordado la solidariad de la región a la hora de "dar agua para beber" siempre que sus embalses se lo permitan.

En el lado opuesto, desde Murcia han calificado la decisión de trasvasar agua únicamente para abastecimiento de "desafortunada e injusta", y hablan ya de "desastre agrícola".