Esta es una de las principales conclusiones del 19 Congreso acional de la Sociedad de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), que se ha celebrado desde el pasado día 12 y hoy fue clausurado en la Playa de Las Américas (Tenerife).

Según el doctor Joaquín Sastre, del Servicio de Alergia de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, se puede llegar a un diagnóstico exacto en un 95 por ciento de las alergias producidas por sustancias inhalantes, como pólenes o hongos, pero el porcentaje se puede reducir a un 50 por ciento en el caso de los fármacos o el asma ocupacioal.

Uno de los problemas que dificulta la detección de determinados agentes es que las pruebas más fiables son, en ocasiones, las que mayor riesgo conllevan para el paciente.

Existen alrededor de 30 tipos distintos de pruebas alérgicas. Las más sencillas e inocuas son las cutáneas, que básicamente consisten en aplicar una pequeña cantidad de la sustancia alérgica sobre la piel del paciente.

Las de provocación se basan en poner al paciente en contacto directo con la sustancia para valorar si e produce una reacción. Estas últimas comportan cierta peligrosidad, ya que su uso entraña el riesgo de reproducir la enfermedad, por lo que deben realizarse bajo riguroso control del especialista.

"Es preciso encontrar nuevos tipos de pruebas diagnósticas que sean fiables, sencillas y seguras para el paciente", afirmó el doctor Sastre. El problema de las pruebas cutáneas o las pruebas 'in vitro' (análisis sanguíneo para detectar la presencia de anticuerpos frente a la sustancia alérgica) es que no tinen el mismo grado de fiabilidad para unas sustancias y otras.

En la Asamblea de la SEAIC que se celebró hoy fue elegido presidente de la Junta Directiva el doctor Enrique Buendía, jefe del Servicio de Inmunología del Hospital Príncipe de España de Bellvitge (Barcelona). La presidenta saliente es la doctora María Rubio, jefa del Servicio de Alergia del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.