Los 13.000 asientos de la Plaza de Toros de Valencia ya estaban llenos a las cinco de la tarde, tres horas antes del comienzo del mitin. Sin embargo, la gente siguió entrando hasta abarrotar las escaleras, los pasillos, el albero y hasta el callejón.

Fuentes de la dirección nacional del PP aseguraron a Servimedia que dentro de la Plaza de Toros había 25.000 personas y que otras 10.000 seguían las intervenciones de los políticos en el exterior a través de varias pantallas gigantes de televisión.

La organización regional del PP en la Comunidad Valenciana elevaba la cifra global hasta las 40.000 personas, consciente de que cuando Zapatero vino hace una semana a este mismo recinto dio 22.000 personas como número de simpatizantes pese a que es materialmente imposible que se congrege tanta gente en tan poco espacio.

La guerra de cifras era más intensa que nunca porque, a la misma hora, Zapatero estaba en el Palau Sant Jordi de Barcelona ante más de 30.000 personas, según el PSOE, aunque en número de butacas apenas supera las 20.000.

Todos los dirigentes políticos del PP destacaron en sus intervenciones la imagen que ofrecía la Plaza de Toros. Así, el presidente de la Generalitat y del PP regional, Francisco Camps, afirmó que "nunca se había congregado tanta gente dentro y fuera" del recinto.

Por su parte, la alcaldesa de la ciudad, Rita Barberá, aprovechó que Rajoy aseguró ayer que ganará las elecciones "en la última curva" para recomendarle que, en esa carrera, el "circuito de Valencia" de Fórmula 1 porque "es el mejor".

Cuando iba a finalizar su intervención, Barberá leyó un mensaje que acaba de recibir en su teléfono móvil y que decía así: "La niña de Rajoy nacerá el domingo y se llamará Victoria".

El mensaje, que lleva circulando durante todo el día por círculos populares, provocó un éxtasis entre los miles de asistentes. "¿Cómo se llama la niña de Mariano?", preguntó Barberá. "¡¡¡Victoria!!!", replicaron hasta en dos ocasiones los simpatizantes.

Cuando Rajoy subió al escenario, comenzó un mitin distinto a todos los anteriores, con el micrófono en la mano al estilo del estadounidense Barack Obama y rodeado de una veintena de niñas que vestían una camiseta en la que ponía "Yo soy la niña de Rajoy".