Tras realizar una visita a Guadalajara, Rajoy ofreció una rueda de prensa en la que se mostró "muy repetuoso" con las posiciones y la libertad de expresión de todo el mundo, incluidos los obispos, que el pasado fin de semana criticaron duramente al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, del que llegaron a decir que va hacia "la destrucción de la democracia".

No entró a valorar el fondo de esta afirmación y puso el énfasis en que "lo que sorprende" es un Gobierno que "se pelea con todo el mundo".

El candidato del PP a la Presidencia del Gobierno no quiso identificar sus posiciones con las que defiende la Iglesia Católica, y para ello señaló que él concurrirá con su propio programa electoral a los comicios de marzo.

Afirmó que su máxima prioridad es revitalizar la economía y mejorar el nivel de vida de los españoles y negó estar preocupado por "los líos que crea este Gobierno".

Evitó también aclarar si su intención es derogar la ley que permite los matrimonios homosexuales, en caso de convertirse en presidente, y se limitó a responder que su posición "es ya conocida".

El PP tiene presentado un recurso de inconstitucionalidad contra esa norma, por lo que el Alto Tribunal tendrá que pronunciarse sobre el texto legal. Sin embargo, un eventual gobierno del PP podría impulsar en las Cortes Generales la derogación de la ley, aspecto éste que no quiso aclarar.

Ante los insistentes intentos de varias personas de preguntar a Rajoy por distintos aspectos de su propuesta electoral, ya que la rueda de prensa se celebró en una concurrida plaza del centro de Guadalajara, el líder del PP se negó a responder más preguntas y dio por terminado el encuentro informativo dejando sin respuesta a varios periodistas.