Al mismo tiempo, destacó que Cataluña, como Japón, tiene pocos recursos naturales, pero también "ha conseguido situarse en un nivel alto tanto en España como en Europa".

Pujol, que felicitó al eperador Akihito por la concesión del premio Nobel de Literatura al escritor japonés Kenzaburo Oe, se reunió en privado con él durante media hora en el Palau de la Generalitat y posteriormente le obsequió con un cuadro del pintor Antoni Tapies. A la emperatriz Michiko le regaló una rosa de plata, como símbolo de "un espíritu constructivo y alegre".

Los emperadores de Japón visitaron por la mañana el Museo Picasso y el parque Güell, y ofrecieron una recepción a la colonia japonesa que vive en Cataluña. Tras el almuerzo, al que asistieron, además de Pujol y su esposa, Marta Ferrusola, unos 300 invitados, Akihito y Michiko cruzaron a pie la plaza de Sant Jaume, donde fueron saludados por centenares de personas de la colonia japonesa de Barcelona, y se dirigieron al ayuntamiento, donde fueron recibidos por el alcalde, Pasqual Maragall, y por su esposa, Diana Garrigosa.

Maragall aseguró en un discurso de bienvenida pronunciado en el Saló de Cent del consistorio que la ciudad de Barcelona pretendía "omentar el diálogo" en el área mediterránea para buscar soluciones a los conflictos políticos y religiosos de la región.

El alcalde de Barcelona obsequió a los emperadores con una pintura de Serra Llimona que recrea el paisaje del parque Güell y un libro sobre la ciudad escrito por Miquel Terradell.