Durante el acto, al que asistieron casi dos centenares de militantes y simpatizantes, tomaron la palabra la hija y la nieta del fallecido, Alfonso Guerra, Felipe González, Cándido Méndez y Joaquín Almunia.

También acudieron al sepelio el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José María Michavila, en representación del Gobierno, y por parte del Grupo Popular su potavoz, Luis de Grandes; Rodolfo Martín Villa, Gabriel Cisneros y Manuel Núñez.

Minutos antes de comenzar el acto pudo verse charlando al ex secretario general de UGT Nicolás Redondo con el ex ministro de Economía Carlos Solchaga, y a Santiago Carrillo. Entre el gentío también se podía ver a trabajadores del Congreso de los Diputados.

La intervención política más emocionada la protagonizó Alfonso Guerra, quien dijo, con voz entrecortada y en verso: "Bajo tu sombra, Máximo, aún habremos de ver mañaas tibias, atardeceres largos como miradas. Pensaremos en tí y sabremos entonces que te perdimos, lo que perdimos. Has vivido. Te derrotaron y has vencido. Has vivido lo tuyo. Querías cambiarlo todo, pero no olvidaremos ni tu bondad ni tus protestas de impaciencia. Querías cambiarlo todo por el amor a los niños, por el amor a los débiles, por el amor a los nietos. Ahora, la inevitable fuerza del destino te lleva a parte alguna. Aquí estamos todos para que nos ayudes a seguir siendo lo que siempre hemos sid: Tus hijos, tus amigos".

UN HOMBRE BUENO

Por su parte, Felipe González dijo que Rodríguez era un hombre "bueno, en el buen sentido de la palabra, que diría Machado" y de una "afectividad áspera". "Se lo quitaron todo, casi todo. Estuvo a punto de perder la vida y, como no la perdió, no le pudieron quitar la palabra".

González aprovechó para pedir que entre todos se recupere la memoria de los que sufrieron la dictadura y se les "rescate" del olvido.

El secretario general de UGT, Cándido Médez, afirmó que Máximo Rodríguez forma parte de una generación de hombres y mujeres del PSOE y la UGT "irrepetibles".

Joaquín Almunia fue el último en tomar la palabra para recordar que el fallecido emocionó a los diputados socialistas en la apertura de la Legislatura de 1982-86, tras la primera victoria del PSOE.

"Ha sido un ejemplo de lo que es la rectitud y la firmeza en la defensa de convicciones profundas, de la ideas del socialismo democrático, a la vez que ha sabido mantener una ingente caacidad de adaptación y comprensión de los cambios que estaban sucediendo en España, primero durante su exilio y, a partir de su vuelta a Madrid, en 1976", dijo el secretario general socialista.

Tras las palabras de Almunia, los asistentes entonaron La Internacional y el féretro, envuelto en la bandera roja del PSOE, fue inhumado.