Esa es la conclusión de la Permanente de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, que analizó el último año político en el primer aniversario de su victoria, del que hizo balance José Luis Rodríguez Zapatero el pasado sábado ante el Comité Federal.

En la rueda de prensa posterior a la reunión, el secretario de Organización socialista, José Blanco, subrayó que el PSOE ganó esas elecciones gracias "a la voluntad mayoritaria de los ciudadanos", sin hacer mención alguna a los atentados del 11-M.

Sin embargo, sí se refirió a lo sucedido en esos días al responder a las acusaciones de división del PP, después de que Rodríguez Zapatero asegurara que España olvidará "a quienes echaron la sal de la infamia sobre la herida abierta".

Blanco recordó al PP que los socialistas ganaron las elecciones "en la misma medida" en que las perdieron los populares, y que el candidato del PSOE contribuyó a esa victoria "en la misma proporción" que el candidato del PP contribuyó a la derrota de su partido.

Recomendó, por ello, a Mariano Rajoy "que deje de buscar excusas", y le advirtió también de que el PSOE no aceptará lecciones de cómo gobernar de un partido "especialista en crispar, dividir, confrontar y no interpretar el deseo de los ciudadanos".

El PP, sentenció, está instalado "en la injuria defensiva, en acusar a los demás de lo que ellos hacen para que todo se confunda". "Pero los ciudadanos saben muy bien lo que pasó entre el 11 y el 14 de marzo, y quien trató de ocultarles la verdad", añadió.

Blanco pidió al PP que abandone esa estrategia de oposición, en la que englobó también la negativa del PP a formar la comisión bilateral encargada de debatir las reformas institucionales y las "excusas" esgrimidas por sus dirigentes en este sentido.

Otra "excusa" es, en opinión de Blanco, la propuesta de Rajoy de exigir mayoría de dos tercios para la reforma de todos los estatutos de autonomía, un criterio que los socialistas no consideran adecuado porque creen que vulnera el necesario respeto a lo que dice cada estatuto.

Más benévolo se mostró con el negativo balance de este primer año de las elecciones expuesto por el coordinador general de Izquierda Unida. Blanco subrayó que la coalición respalda "lealmente" al Gobierno y la voluntad del PSOE es seguir con ese diálogo.

En esa búsqueda de "una mayor estabilidad parlamentaria" se encuadra también, explicó Blanco, la reunión que el próximo jueves mantendrá una delegación socialista con una de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).

Al margen de todos estos balances, Blanco expuso el del PSOE: el Gobierno "tiene rumbo, y es conocido, el que marca la voluntad social".

Aunque once meses son sólo el comienzo de esa acción de Gobierno, se mostró convencido de que los ciudadanos perciben ya más justicia social, más seguridad, mayor igualdad, más libertad, y más prosperidad económica.

Los ciudadanos, aseguró, querían un Gobierno a imagen de la sociedad española, tolerante, moderna, que demanda seguridad y libertad, que es plural y que, por tanto, "se siente incómoda con el neocentralismo del PP", y que ama la paz.

Por eso, añadió, la sociedad respaldó un Gobierno que once meses después de tomar posesión ha dado "un giro de 180 grados" a las políticas sociales, que reparte con mayor justicia los frutos de una economía que va "razonablemente mejor", y que ha dado más seguridad a las calles, las carreteras y a la lucha contra el terrorismo.

En el ámbito internacional, subrayó que la ONU respalda la "Alianza de civilizaciones" pese a la "risa ignorante de quienes metieron a España en una guerra ilegal" y que la Unión Europea ya no mira "con recelo a quien bloquea su desarrollo", sino que tiene en los españoles a una parte del núcleo de impulso a su Constitución.

Blanco desgranó lo que considera logros del Gobierno socialista, de los que el PSOE dará cuentas desde hoy hasta el 17 de abril, fecha del aniversario de su toma de posesión.