Proyecto Hombre ha sido definido por su presidente, Pedro Berraondo, como un programa terapéutico-educativo que centra el problema del toxicómano "no en la droga, sino en la persona".

Los drogadictos que acuden a la fundación pasan por tres fases, en cada una de las cuales se produce un porcentaje de abandonos que en 1996 fue menor en términos generales que en 1995.

De las 311 personas atendidas, 107 lo feron en la fase de acogida y 96 en la terapéutica (13 meses entre ambas). Por la tercera etapa, la de reinserción, pasaron 108 toxicómanos y dura una media de 11 meses en los que realizan vida normal. El pasado año se mantuvo la demanda de ingresos en pisos de acogida, situada en el 34,5 por ciento.

Después, se realiza un seguimiento a las personas que finalizan el programa, que en general mantienen la abstinencia de drogas. Si alguna reincide, Proyecto Hombre tiene a dos terapeutas para ayudarla.

DS CLASES

Según el director del proyecto, Ignacio Alberdi, los toxicómanos que pasan por Proyecto Hombre se pueden dividir en dos tipos: uno de adultos en torno a los 30 años de edad, con varios intentos de dejar las drogas (heroína, cocaína) y que no ven solución en la metadona, y otro de adolescentes consumidores de droga, pero no dependientes.

Para este último colectivo, Proyecto Hombre inició el pasado año el programa "Suspertu", dirigido a jóvenes de 15 a 19 años consumidores de droga durantelos fines de semana y a sus familiares. Estos chicos consumen alcohol y, con mayor o menor frecuencia, cannabis y drogas de diseño como el éxtasis.

Estos jóvenes, antes que drogadictos son adolescentes, según los responsables del programa. Es decir, no perciben el uso de las drogas como un problema, sino que es su entorno quien lo sufre.