Los tres miembros de la familia real llegaron sobre las nueve de la mañana a Villafranca, donde fueron recibidos por el presidente de la Junta de Castilla-León, Jun José Lucas, el gobernador civil de Burgos, Cesar España, el presidente de la Diputación burgalesa y el alcalde de la localidad, quienes destacaron el honor que supone para toda la comunidad y para este municipio, la "presencia de tan ilustres personajes".

Antes de iniciar la marcha, el Príncipe y las Infanas acudieron a la iglesia parroquial de Santiago para asistir a la misa del peregrino, donde rompieron el protocolo e incluso las medidas de seguridad desplegadas en el templo, acercándose a estrechar la mano en el momento de la paz a todos aquellos vecinos que así lo desearon.

A mitad del trayecto los miembros de la familia real, que durante todo el camino llevaron sobre su pecho la concha que desde hace nueve siglos han portado los peregrinos de la ruta jacobea, hicieron un alto en el camino para decansar en la ermita de Valdefuentes, terminando su ruta sobre las dos y media de la tarde.

En la caminata estuvieron acompañados por los miembros de la Orden de Santiago, una de las cuatro órdenes militares que organizaron este acto, y de la que el Príncipe Felipe es Comendador Mayor de Castilla.

Los tres peregrinos llevaban ropa deportiva: el Príncipe Felipe vestía un anorak verde, camisa a cuadros, unos vaqueros y zapatos náuticos, mientras que las Infantas lucían una camisa blanca, calzado deprtivo y pantalones.