El médico forense, sin embargo, todavía no ha desvelado las verdaderas causas de su fallecimiento. Esta mañana se practicó la autopsia al cadáver para determinarlas.

Hernández era perturbado mental y, según una orden judicial dictada hace unos meses, debía estar ingresado en un psiquiátrico penitenciario. En el momento de su muerte se encontraba atado a la cama y había tomado barbitúricos por prescripción médica.

l preso había quemado la casa de su madre, situada en el barrio leridano de la Mariola, el pasado mes de febrero. A causa del fuego resultaron gravemente heridos cinco de sus familiares, entre ellos un sobrino ciego.

Enrique Hernández ingresó el pasado mes de marzo en el psiquiátrico del Hospital Provincial de Lérida, donde permaneció hasta que fue trasladado a la cárcel Lleida-1, en abril. El preso fue puesto en libertad al día siguiente y no reingresó en prisión hasta que fue procesado, en el mes deagosto.

En la cárcel permaneció bajo vigilancia médica y fue sometido a una fuerte medicación. El pasado sábado, después de realizarse un informe en el que se aconsejaba tomar medidas para que no se autolesionara, los responsables de la cárcel decidieron maniatarlo.

Hernández estaba considerado como un preso peligroso. En una ocasión había protagonizado incidentes violentos en los que agredió a otro interno, y otra vez intentó suicidarse.