Este incremento se debió al incremento de los precios de la energía (impulsados por el encarecimiento del petróleo), que subieron un 1% y arrasran ya una tasa interanual del 22,8%. Por su parte, los precios de la minería no energética y de la industria química también tuvieron un apreciable aumento del 1,1% (10,7% de tasa anual).

En el resto de los casos los incrementos fueron mucho más moderados: los precios de la industria metálica y la mecánica de precisión subieron un 0,1%, la misma tasa que en los casos de las industrias alimenticias, textil, del cuero, caucho, papel y madera.

Por casos concretos, las subidas más apreciables furon las de la extracción de minerales metálicos (5,2%) y las de la producción de metales y la construcción de materiales de transporte distintos al automóvil (2,4% en ambos casos). En cambio, los precios de la minería del carbón cayeron un 0,4%, mientras que los de la industria alimenticia, de bebidas y tabaquera descendieron un 0,3%.

Por destino económico de los bienes, los de consumo bajaron un 0,1%, los de equipo subieron un 0,1% y los intermedios se incrementaron un 0,9%.