Los responsables del monasterio compraron la pintura en 1915 por un valor equiparable a unos 180 euros. En aquella época, Caravaggio (1571-1610) no tenía la fama mundial que cobraría a partir de mitad del siglo XX, y a la abadía no le interesaba el autor, sino hacerse con un cuadro dedicado a San Jerónimo por su condición de patrono de los estudiosos de la "Biblia".

En Roma encontraría una pieza tardía del creador en la que puede verse un San Jerónimo singular, ya que no está acompañado del tradicional león y se le ve sin libros ni crucifijo. "Es una interpretación fresca e innovadora de la iconografía de San Jerónimo", explicó Gabriele Finaldi, director adjunto del Prado.

La restauración, realizada durante tres meses por la especialista del Museo del Prado Elisa Mora, ha permitido descubrir la piedra que tiene el santo en la mano y con la que se golpea el pecho, que era prácticamente invisible antes de la limpieza.

La recuperación del "San Jerónimo penitente" ha sido posible gracias a la petición que cursó la abadía barcelonesa al Prado y la posterior mediación del ex director de esta pinacoteca Alfonso Pérez Sánchez.

Antes de regresar a Montserrat, el cuadro será exhibido a partir del 11 de octubre en el Museo Nacional de Arte de Cataluña en la muestra "Caravaggio y la pintura realista europea", y después en Sevilla dentro de la exposición "De Herrera a Velázquez. El primer naturalismo en Sevilla" (desde el 29 de noviembre). Posteriormente viajará a Düsseldorf para una gran exposición sobre Caravaggio, y finalmente volverá a Montserrat dentro de un año aproximadamente.

Josep María Soler, abad del monasterio, y Miguel Zugaza, director del Prado, coincidieron en felicitarse porque este tipo de colaboraciones entre instituciones públicas permitan recuperar obras del patrimonio español de tanta calidad como este cuadro.