Según el Partido Popular, el consumo facturado en el año 1992 fue de algo más de 289.000 pesetas; y entre diciembre del 1992 y septiembre del 1993, la cantidad facturada por el teléfono particular del presidente fue de 249.000 pesetas.

El portavoz del PP dijo que "Juan Francisco Fernández confunde la presidencia, su casa, su partido y tiene delirios de grandeza". Emilio de Moya volvió a pedir la dimisión del presidente de la diputación.

Por u parte, Juan Francisco Fernández contestó a las acusaciones de los conservadores y dijo que "el hecho de tener este teléfono es algo lógico por razones del cargo, al igual que lo tienen otros responsables en sus domicilios".

El presidente señaló que las acusaciones del Partido Popular "responden a la campaña de manipulación y deformación sistemática, físicamente apoyada con datos falsos para hacer daño personal y ocultar sus carencias políticas", y calificó a los diputados populares de "hipócritas, mserables y cínicos".