Según una nota de la comisaria provincial de Santa Cruz de Tenerife, el secuestro se prdujo en la localidad alemana de Düsseldorf, a donde habían sido atraídos los empresarios bajo una propuesta de negocio falsa de una empresa radicada en dicha ciudad.

Una vez en poder de los secuestradores, éstos les solicitaron un rescate para su liberación que ascendía a 270.000 dólares. Los empresarios alegaron que necesitaban contactar con sus familias para reunir dicha cantidad de dinero.

Fue en una de estas conversaciones cuando uno de los empresarios puedo hacer comprender a su madre que esaba secuestrado y que su vida corría peligro. Este hecho fue comunicado de inmediato a la policía de Tenerife, que contactó con la Interpol y la representación diplomática española en Alemania.

La policía alemana montó a partir de la denuncia una sofisticada red para poder capturar a los secuestradores y que los secuestrados no sufrieran ningún daño.

En coordinación con la policía española se desplazaron hasta Düsseldorf la madre y la esposa de los secuestrados con un maletín con el dinero, que hbía sido marcado por los policías españoles.

Una vez en la ciudad alemana, técnicos especialistas en transmisión adaptaron un maletín especial para que pudiese captar conversaciones y las emitiese a una estación cercana en la que se había habilitado una base de operaciones. Además, el maletín llevaba incorporado un mecanismo localizador vía satélite gracias al cual la policía germana controlaría los movimientos y el lugar exacto en el que iban a citar a ambas mujeres.

Los secuestradores fijaron e encuentro en el bar del aeropuerto de Düsseldorf. Una docena de policías se trasladó de inmediato al lugar y se camuflaron tanto en el bar como en los alrededores haciéndose pasar por clientes.

Al cabo de un rato aparecieron dos de los secuestradores quienes exigieron la entrega del dinero. Los familiares se negaron a dárselo hasta que no pudiesen ver a los dos secuestrados. Bajo la tensión del momento, los secuestradores accedieron y en el momento en el que entraron ambos junto con los otros dos secestradores, la policía intervino y procedió a la detención de los presuntos delincuentes, poniendo así fin a la pesadilla para los empresarios canarios.