El agresor, que violaba a sus víctimas de madrugada en portales y ascensores, fue descrito por sus víctimas como un hombre de entre 20 y 25 años, 1,65 a 1,70 metros de estatura, fuerte y de pelo corto castaño, características físicas del detenido.

Las mismas fuentes confirmaron que el delincuente abordaba a sus víctias cuando se disponían a entrar en el portal preguntándoles por el portero de la finca; argumento que utilizaba siempre para ganarse su confianza y acceder al edificio con ellas.

Las armas que utilizaba fueron variando, ya que pasó de una pistola a un cuchillo y, en una ocasión, se valió de un aparato rectangular que producía descargas eléctricas, artilugio muy similar al que fue arrebatado a una de las agredidas.

El primero de los asaltos ocurrió en la madrugada del 18 de marzo, cuando una jovende 27 años se disponía a entrar en su domicilio en el distrito de Fuencarral y no sospechó del individuo que se acercó a ella y, de forma educada, le preguntó por el portero.

Juntos pasaron al portal y, una vez en el ascensor, el desconocido extrajo un arma blanca y, tras amenazar a la mujer, la robó y a continuación la violó.

A finales del mismo mes y el 23 de mayo se produjeron dos hechos similares en el distrito de Chamartín; agresiones que se repitieron los días 1 y 18 de julio, en el mismo dstrito y se consideraron relacionadas por el "modus operandi", hora, lugar y descripción del autor.

Por entonces, los funcionarios del Grupo III de la Brigada de Policía Judicial, especializada en la investigación de este tipo de delitos, ya había establecido un dispositivo para capturar al violador y recorrían durante la noche la zona de actuación del delincuente.

Según la versión policial, la detención se produjo el pasado miércoles cuando, sobre las 14,45 horas, los funcionarios que vigilaban na vivienda de la calle Müller donde residía Pablo Fernández, vieron salir al sopechoso acompañado de la mujer con la que convive.

Ambos se subieron a un ciclomotor propiedad de Fernández Prada que, al descubrir que le seguían, se saltó varios semáforos antes de ser arrestado a la altura del número 343 de la calle Bravo Murillo.

En el domicilio del presunto violador, la policía encontró varias armas blancas, un revólver de imitación y una pistola de gas, esta última reconocida por una de las víctmas.

Cuatro mujeres identificaron además a su agresor en una rueda de reconocimiento, tanto por su imagen como por su voz, mientras que otras dos jóvenes manifestaron no estar del todo seguras de que se trataran de la misma persona.

A pesar de que Pablo Fernández pasó a disposición judicial, hoy continuaban las investigaciones, ya que otras denunciantes no fueron aún localizadas por hallarse fuera de Madrid.

El detenido, que niega todas las acusaciones imputadas, posee tres antecedentes poliiales, dos de ellos por robo con fuerza y un tercero por agresión sexual.