Según fuente policiales, los funcionarios retiraron del lugar 640 plantas de opio, que pesaban casi 200 kilos y que serán trasladadas a la Delegación del Ministerio de Sanidad y Consumo en La Coruña para ser analizadas.

La decisión de acabar con la plantación fue acordada hoy, aunque su existencia era conocida desde finales del pasado mes de mayo por las autoridades locales, que ordenaron la vigilancia de la zona durante las 24 horas del día para intentar detener a los responsables.

Dos personas fueron arresadas al ser sorprendidas arrancando algunas plantas, pero posteriormente fueron puestas en libertad al demostrar que sólo las empleaban para el consumo propio. La policía mantiene las investigaciones para tratar de encontrar a los autores de la siembra.