Según informó hoy la Jefatura Superior de Policía, los presuntos narcotraficantes vendían la mayor parte del estupefaciente en Holanda, aunque guardaban un tanto por ciento para el mercado español.

Hace algunas semanas, los agentes detectaron la presencia en el distrito Centro de un marroquí al que todos los indicios relacionaban con el tráfico de hachís. A pesar de no tener ninuna actividad laboral, conducía un vehículo holandés de gran cilindrada y contactaba con algunos "camellos" de las calles Ballesta y Montera.

Asimismo, los agentes comprobaron que acudía asiduamente a dos chalés de la localidad madrileña de Galapagar, donde vivían otros marroquíes. También visitaba con frecuencia dos viviendas unifamiliares situadas en la localidad de Robledondo, donde residían otros compatriotas suyos.

Tras conseguir los mandamientos judiciales, los policías registraron las vivindas de la sierra madrileña, donde fueron detenidos los sospechosos y decomisado el hachís.