La Jefatura Superior de Policía de Navarra confirmó aesta agencia que la investigación comenzó con una denuncia interpuesta por un convento de religiosas de la capital navarra cuyo cementerio fue asaltado la pasada Nochevieja.

Pero ésta no es la primera vez que ocurre. El camposanto de este convento ha sido profanado ya en tres ocasiones. La última vez, una religiosa que paseaba por el jardín que rodea el cementerio vio a través de la verja una mesa con varias sillas, un tablero de "ouija" y cabos de vela que los instrusos habían dejado abandonados.

Durante la noche, los profanadores habían roto las cruces y las lápidas con los nombres de las religiosas que yacían en el cementerio, pero en anteriores ocasiones habían llegado a abrir tumbas y extraer cuerpos cuyos miembros esparcieron por el cementerio, por lo que hubo que volver a inhumar los cadáveres.

La primera vez que asaltaron este cementerio, cobijado en un pinar, los atacantes rompieron la puerta del osario para extraer restos mortales. En otra ocasion, profanaron dos tumbas y sacaron loscadáveres de sus nichos.

Fuentes cercanas a la investigación señalaron que hechos similares se han producido en cementerios de otras localidades navarras, por lo que se busca a un grupo, posiblemente compuesto por estudiantes, que utiliza los cementerios para divertirse practicando juegos de 'rol'.

UN JUEGO CON MALOS ANTECEDENTES

Cementerios, catacumbas y tétricos ambientes medievales son frecuentemente escenarios virtuales de este tipo de juegos, cuyas reglas tienen como único límite el que dite la imaginación de los jugadores.

Los juegos de rol han sido vinculados en otras ocasiones a comportamientos delictivos como el del joven que asesinó en Madrid a Carlos Moreno, guiado supuestamente por las disposiciones de una partida cuyas reglas él mismo había ideado.

El autor de este crimen, Javier Rosado, fue condenado a 42 años de cárcel por el que se conoció como el "asesinato del juego del rol", cometido en abril de 1994, cuando apuñaló, junto a su compañero de partida, a un barrendero qe esperaba en una parada de autobús.