El Gobierno ha previsto destinar el próximo año para esta iniciativa unos 200 millones de pesetas, provenientes del Fondo de Bienes Decomisados a Narcotraficantes. Los municipios interesados deberán presentar sus proyectos al Plan Nacional en las próximas semanas.

Robles explicó que el objetivo de estas ayudas es que los ayuntamientos aprovechen su cercanía al ciudadano y sus instalaciones (polideportivos, casas de la juventud, centros culturales...) par organizar actividades lúdicas en las noches de los fines de semana, "en las que haya diversión, pero en las que no tengan cabida las drogas".

La pretensión del Gobierno es que las actividades lúdicas tengan lugar en el primer semestre del año, coincidiendo con el periodo central del curso académico, y serán una continuación de las campañas de prevención dirigidas a los jóvenes, en las que el componente de ocio tiene un peso primordial.

"Los ayuntamientos tienen un papel muy importante que desempñar en la prevención contra la droga", añadió el delegado del Gobierno, quien se mostró seguro de que los jóvenes responderán muy favorablemente a sus ayuntamientos, como ya lo han hecho en las ciudades que han promovido actividades similares. A este respecto, recordó la reciente campaña de "Polidivertidos" desarrollada por el ayuntamiento y la Comunidad de Madrid.

DROGA Y OCIO

Robles hizo estas declaraciones durante la rueda de prensa de presentación de las "III Jornadas Adolescentes, Drogas, OcioTiempo Libre", que organizará desde hoy y hasta el próximo viernes la Asociación Proyecto Hombre en el Complejo Cultural y Deportivo de la ONCE en Madrid.

Según un estudio realizado por la asociación entre jóvenes acogidos a sus programas, los adolescentes comienzan a fumar a los 12 años y a los 13 ya prueban el alcohol y el cannabis. El 70 por ciento son varones y el 46 por ciento ha abandonado la escuela entre los 13 y los 16 años.

Tomeu Catalá, presidente de la asociación, destacó del estudioel dato de que a partir de los 16 años, los jóvenes comienzan a probar cocaína y heroína, cuando en los años 80 la edad de inicio en estas drogas era a los 18.

Por lo que se refiere al ámbito de la familia, muchos padres de los hijos que consumen droga ingieren también alcohol con frecuencia y toman hachís.

Catalá dijo que las nuevas generaciones disponen de más tiempo libre y medios que las anteriores, "lo que aumentará considerablemente los factores de riesgo si no somos capaces de diseñar una edagogía del ocio".