Un total de 64 cuadros, realizados entre 1934 y 1986, componen la muestra monográfica, en cuya organización han colaborado la Secretaría de Estado para la Cultura de Portugal, la embajada de este país en Madrid, la galería Jeanne Bucher de París y la Fundación Serralves de Oporto.

La pintura de Vieira da Silva refleja la luz y el laberinto de calles empedraas de su Lisboa natal, aunque la artista ha desarrollado la mayor parte de su carrera en París, donde se instaló en 1928.

"La influencia del adoquinado y los azulejos lisboetas se traduce en las manchas cuadradas que, a modo de mosaico, sirven a la autora para recuperar con la memoria los jardines, puentes y edificios, que sólo son sugeridos", según la crítica Maria Joao Fernandes.

El comisario de la exposición, Fernando Pernes, considera que "Vieira conjuga la geometría de la herencia cubista co el informalismo atmosférico surgido del impresionismo".