"Judíos asesinos" y hasta ocho cruces gamadas pintadas con un spray negro sobre el gris de la fachada podían verse ayer en un establecimiento cuyos propietarios están ya acostumbrados a las pintadas e, incluso, a los gritos amenazantes de algún vecino.

No es la primera vez que ocurre, pero esta vez ha despertado especial inquietud entre la comunidad judía, escasa en Toledo pese a haber sido hasta 1492 uno de los principales centros de Sefarad.

Relacionan estas pintadas con la visión que se está dando en los medios de comunicación del conflicto en Oriente Próximo y con la idea de que, aunque criticar al Gobierno de Israel no es en sí mismo antijudío, manifestaciones en las que se leen pancartas con la "s" de Israel en forma de cruz gamada sí lo es.

Temen que las críticas al Gobierno de Israel se tornen en críticas y amenazas al conjunto del pueblo judío, y recuerdan que esa delgada línea se traspasa en muchas ocasiones con demasiada facilidad.

"Judaica" es un término acuñado en el siglo XIX para designar el estudio de todo lo relacionado con el mundo judío, historia, cultura, lengua, literatura... y eso es la "Casa de Jacob", situada en el corazón del antiguo barrio judío de Toledo.

Está justo detrás de lo que fue la sinagoga Ben Shoshan, hoy iglesia de Santa María la Blanca, y se enorgullece de ser "la primera Judaica abierta en Sefarad tras la expulsión de 1492".

Además de vender artículos, libros, o música tradicional judía, la "Judaica" proporciona a los visitantes de Toledo información sobre el barrio judío de la ciudad.

Uno de sus objetivos es, precisamente, dar a conocer el mundo judío a todo el que quiera acercarse a él para evitar los estereotipos que están en el origen de muchas críticas a su pueblo.

Para ello, organizan durante todo el año actividades con las que pretenden compartir la cultura y las fiestas populares judías con la población de Toledo.