"¿Por qué nuestras autoridades sanitarias y políticas no subrayan lo que el propio prospecto de este fármaco remarca: riesgos que lleva consigo su administración, como fuertes dolores de cabeza, hemorragias de larga duración, retención del feto y grandes complicaciones que pueden provocar la muerte en mujeres con problemas cardiovasculares?", señala el obispo en un comunicad.

El prelado, que es presidente de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, indica que esta píldora tiene una azarosa historia y esconde tras sus siglas grandes intereses económicos que se pretenden encubrir, como suele suceder en el debate del aborto, con beneficios para la mujer.

El obispo asegura que tomarse la píldora RU-486 como si se tratara de una aspirina es una frivolidad, porque el proceso de expulsión del feto no dura unos momentos, sino que se puede prolongar un mínimo de tres días "en los que la mujer no puede ni siquiera compartir su responsabilidad".