Dichos cálculos, que han sido certificados por la organización Carbon Trust, arrojaron como resultado que se emitía 1,7 kilos de dióxido de carbono a la atmósfera por cada envase de dos litros de zumo de naranja producido.

Según esta investigación, de las fases del proceso de elaboración del zumo, que incluyen el cultivo de las naranjas, el transporte de éstas en camiones hasta factorías para su procesado, pasteurización y envasado y la distribución en tren del producto final, la que más dióxido de carbono emite es la primera.

Ello se debe a que en el cultivo de las naranjas se utilizan fertilizantes a base de nitrógeno, que precisan grandes cantidades de gas natural para su elaboración y desprenden elevados niveles de gases de efecto invernadero cuando los campos se abonan con ellos.

PepsiCo incluirá la información sobre estas emisiones en la página web de Tropicana, y está estudiando si la ofrecerá en los envases de los zumos, ya que proyecta introducir en sus productos etiquetas similares a las que se utilizan en algunos países europeos para reflejar las emisiones de CO2 generadas en la producción de diversos artículos.

La empresa también trabajará con cultivadores e investigadores de la Universidad de Florida para encontrar medios para reducir las emisiones de CO2 de los cultivos de cítricos, y prevé adoptar métodos para enseñar a los consumidores a interpretar la huella de carbono de un producto.