La paciente padecía un vólvulo neonatal de intestino, enfermedad por la que el intestino se retuerce sobre sí mismo y es necesario cortarlo. Esta circunstancia impide la función intestinal, por lo que la niña no podía ingerir alimentos por vía oral. La nutrición parenteral provocó además una cirrosis hepática, por lo que precisaba un trasplante de hígado.

Esta intervención fue realizada por un equipo sanitario compuesto por más de 50 profesionales. Además, en esta ocasión paticiparon tres cirujanos del Hospital Ramón y Cajal, gracias al convenio de colaboración suscrito entre los dos centros para realizar acciones conjuntas en el programa de trasplante de intestino infantil y de adulto.

El equipo se encuentra a la espera de la evolución posterior de la paciente, debido a la gran complejidad médica y quirúrgica del trasplante, no sólo por el estado de salud previo de la niña, sino también por las característica específicas del intestino, órgano linfoide que tiene mucho ue ver con el sistema inmune y que además está colonizado por gérmenes, lo que incrementa las posibilidades de infección.

Si todo se desarrolla como está previsto, la paciente podrá ingerir alimentos y desarrollar una actividad normal como cualquier otro niño. No obstante, permanecerá ingresada en el hospital al menos durante dos meses.