Preston ha dedicado a "Juan Carlos. El rey de un pueblo" (Plaza y Janés) tres años de investigación. El autor dijo hoy en rueda de prensa que ha intentado en vano hablar con el Rey o con algún miembro de la Familia Real. La respuesta que ha encontrado en la Zarzuela era que si eso se producía, el libro tendría que ser objeto de un cierto "control" previo a su publiación.

"Eso le pasó a la biografía de José Luis de Vilallonga (sobre el Rey). Dadas esas indicaciones, quise mantener mi independencia", afirmó.

La obra retrata la imagen de un soberano que "sufrió mucho" en su niñez y su adolescencia como resultas de una educación férrea, y que después se convertiría en una suerte de "pelota de tenis" en el partido que jugaron Don Juan de Borbón y Franco.

El profesor de Historia Española de la London School of Economics ensalza en la obra la contribución "anegada" de Don Juan Carlos a la democratización del país y la relación "difícil" que mantuvo con su padre.

La obra también se detiene en el cambio que, a juicio del autor, se produce a partir de 1982, cuando la figura del Rey se ve más expuesta a las críticas por detalles de su vida privada y por la utilización que se pretende hace de él a partir de su relación con Mario Conde o Javier de la Rosa.

Preston se refiere a la Reina y dice que gracias a su experiencia de la monarquía griega, aportó a Dn Juan Carlos tras el matrimonio una dosis de "realismo" en momentos de terrible soledad del monarca por el trato que recibía del dictador.

El libro es una "biografía no autorizada", pero su autor dice tener constancia de que no ha sido mal recibida en la Casa del Rey, porque "aunque hay pasajes incómodos para el protagonista, no les ha parecido mal que un historiador independiente saque esas conclusiones" "elogiosas".

Preston cree que la monarquía española está fuertemente asentada y que Don Jua Carlos no tiene enemigos de calado. "Goza del respeto y admiración de la mayoría de los españoles", afirmó.

Preguntado por el papel del monarca ante el conflicto de Irak, cree que "ha cumplido con su deber de mantener silencio", igual que ha hecho también la reina Isabel de Inglaterra.