La iniciativa, amparada por todos los grupos políticos de la Cámara, subraya que los inicios de los castellers "se pierden en la memoria de los tiempos, en las fiestas populares de los pueblos, en las tradiciones lúdico-religiosas de épocas medievales".

En Cataluña, los precedentes más próximos son los bailes populares de pasacalle de las "Moixigangues" o "Baile de Valencianos". Con el tiempo, el baile empezó a tener mayor protagonismo que el resto de la comparsa, hasta que se independizó.

Todavía con aquella denominación inicial ya se puede hablar de actividad castellera en el siglo XVIII. La primera constatación documental de la existencia de pandillas castellers propiamente dichas y, por tanto, de construcción de castillos, se data en 1805.

En la actualidad el mundo casteller cuenta con unas sesenta agrupaciones o pandillas en activo desperdigadas por Cataluña como prueba de la "pervivencia" de la tradición y de la "vitalidad" del hecho casteller, indica la propuesta.

Los grupos parlamentarios argumentan que los castells suponen hoy un fenómeno singular a nivel mundial, un referente simbólico de la cultura catalana en el mundo, "sólidamente arraigado en la sociedad, culturalmente trascendente y un fenómeno plástico de una gran belleza que transmite emoción".

Pero, más allá de este atractivo, agregan, "lo que constituye la auténtica virtud del hecho casteller, lo que le ha hecho perdurar en el tiempo, es la capacidad de integración de las personas que se acercan" a esta tradición.

La propuesta de resolución que será aprobada hoy por unanimidad señala: "El Parlamento de Cataluña insta al Gobierno de la Generalitat a apoyar la candidatura para la inscripción de los castells en la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco".