Juan Pablo II recordó a los enfermos que "en la Comunidad Eclesial se os reserva un puesto especial. La condición de sufrimiento en la que vivís y el anhelo de recuperar la salud os hacen particularmente sensibles al valor de la esperanza".

Subrayó que no se deben olvidar las situaciones en que se "ignora y atropella el valor central y l dignidad de la persona, como sucede cuando se considera la sanidad en términos de lucro y no de servicio solidario, cuando se deja sola a la familia ante los problemas de la salud, o cuando las personas más débiles de la sociedad se ven obligadas a soportar las consecuencias de una injusta falta de atención y de discriminaciones".

El Papa recordó a las comunidades eclesiales que deben realizar "la opción preferencial por los pobres y los marginados y, entre estos, dedicar una amorosa atención a las vctimas de las nuevas enfermedades sociales, a los minusválidos, a los enfermos crónicos, a los moribundos y a los que, a causa de desórdenes políticos y sociales, están obligados a dejar su tierra y a vivir en condiciones precarias e incluso inhumanas".