Pese a haber obtenido 30.000 votos más que en las autonómicas de 1998, entre los militantes ha arraigado una sensación de derrota avalada por la pérdida de un escaño, y los dirigentes socialistas creen que retomar el trabajo con la vista puesta en los ayuntamientos ayudará a recomponer el ánimo maltrecho de la militancia.

Fuentes de la Ejecutiva socialista, explicaron a Sermvimedia que el objetivo fundamental del PSE en esa campaña será "dar por cerrada la política de exclsión" y la dinámica de bloques puesta en práctica por los partidos en los últimos dos años.

La intención es rebajar la tensión política ahora que ha acabado la campaña electoral y "recuperar el carácter plural" que siempre han tenido las instituciones municipales en el País Vasco.

Los socialistas consideran que la superación de tensiones entre nacionalistas y no nacionalistas en el ámbito municipal dependerá en gran medida de la vigencia o no de la asamblea de municipios vascos, Udalbitza, promovda por los nacionalistas.

De igual modo harán de la seguridad de los ediles amenazados un argumento de negociación y control con el Gobierno vasco, pero sin intención de que se convierta en caballo de batalla electoral.