EL PADRE DEL JOVEN QUE FUE ASESINADO Y ARROJADO A UN POZO EN AINSA PIDE JUSTICIA

ZARAGOZA
SERVIMEDIA

El padre de Carlos Viscasillas Coronas, el joven de 24 años cuyo cadáver apareció el día de Nochevieja en un pozo de la localidad de Aínsa (Huesca), pidió hoy que se haga justicia con la muerte de su hijo. "Sólo pedimos a las autoridades que no hablen tanto y hagan justicia de verdad", dijo a Servimedia

Según las primeras hipótesis de la investigación, el móvil del asesinato podría estar en alguna deuda contraída por el fallecido. El padre de la víctima ha asegurado que en la muerte del joven pudieron mediar motivaciones económicas o "algún secreto que mantuviese entre sus amigos".

Según afirmó, Carlos había extraído en las últimas fechas diferentes cantidades de dinero de su cuenta bancaria, hasta dejar ésta en números rojos, por lo que no se descarta que tuviese previsto efectuar algún pago qe no había comunicado a su familia.

Aunque cuando fue hallado el cadáver no tenía una suma importante de dinero, el padre del fallecido ha manifestado que, después de las operaciones bancarias que había efectuado en los últimos días, "es lógico pensar que podía llevar bastante encima".

El hallazgo del cuerpo sin vida de Carlos Viscasillas se produjo a raíz de que dos cazadores descubriesen un rastro de sangre, el pasado sábado, en las cercanías de un chalet perteneciente al ex médico titular de Ansa.

Los cazadores no dieron parte del hallazgo a la Guardia Civil hasta el domingo por la mañana, ya que, en un primer momento, pensaron que el rastro podía haber sido dejado por algún jabalí herido en una cazería.

El cadáver se hallaba en el fondo de un pozo de agua, de unos tres metros de profundidad, y presentaba varios impactos de bala en el hombro izquierdo, según la autopsia, efectuados a bocajarro con una escopeta de caza.

Para arrojar el cuerpo a su interior, los presuntos asesinos ecesitaron apartar unas planchas de hierro que protegían el brocal y que estaban cerradas con un candado. Posteriormente, volvieron a colocar las planchas en su sitio y, en vez del candado, utilizaron un alambre como cierre.

Dado que la finca y el pozo no son visibles desde la carretera junto a la que se encuentra la finca y que, además, son pocos los habitantes de Aínsa que conocen la existencia del pozo, todo hace pensar que no era la primera vez que los asesinos fueron allí.

(SERVIMEDIA)
02 Ene 1991
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