Según la Coda, n 1995 se detectó un aumento considerable de la caza furtiva en el parque natural, a pesar de que se trata de una zona protegida.

Aunque las piezas que suelen perseguir los furtivos son corzos, rebecos y ciervos, especies que no se encuentran en peligro en el parque, la coordinadora ecologista asegura que cuando estos cazadores localizan un oso pardo, especie al borde de la extinción, disparán contra él.

De hecho, la Coda mantiene que existe constancia de la muerte de al menos un ejemplar de oso n Somiedo en 1995 por disparo de cazadores furtivos.

Los ecologistas culpan de esta situación al Gobierno asturiano, responsable de la gestión del parque natural, al que acusan de permitir a los furtivos actuar con total impunidad incluso a plena luz del día.

Asimismo, denunciaron que los responsables de la conservación de este espacio protegido han llegado a autorizar cacerías en áreas en las que el Plan Rector de Uso y Gestión del parque natural no permite cazar, al tratarse de refugios donde e oso pardo puede encontrar la tranquilidad que necesita.

La Coda ha pedido al Principado de Asturias que "se tome en serio la gestión y conservación del parque", y que lo dote de los recursos humanos y financieros necesarios para garantizar su correcta conservación.