La historia registra testimonios de personas ilustres que oían voces, como Pitágoras, San Agustín, Galileo y Juana de Arco, con la diferencia de que entonces era un signo de sabiduría y conocimiento, que demostraba que la persona que "oía" teía un intelecto superior y una gran virtud.

Hoy en día, la situación ha cambiado completamente. Sin embargo, los expertos británicos aseguran que oír voces no es necesariamente síntoma de depresión o de esquizofrenia. En algunos casos, las experiencias son positivas, como el hecho de oír voces de familiares muertos dando consejos.

Se cree que el fenómeno de oír voces está relacionado con algunas áreas del cerebro que se encuentran activas en el momento en el que una persona habla consigo misma. E algunas personas que no tienen problemas de salud, esta situación puede arreglarse con terapias que les ayuden, sobre todo, a no hacer compulsivamente lo que las voces les indican. Sin embargo, los expertos reconocen que en la mayoría de los casos se trata de personas que están bajo tratamiento psiquiátrico.