Así lo defendió en un comunicado en el que explicó que, a pesar de que el sueldo de los gestores debe tener el “visto bueno” de una parte del Consejo, “personado” en la Comisión de retribuciones, hay una “falta de independencia” en este trámite, ya que el Consejo autorizado para aprobar estos sueldos “depende directamente de la gestoría”.

“Un comportamiento injustificado, ya que no existe una relación directa entre el sueldo de los principales directivos y la creación de valor en estas empresas”, advirtió.

Por otro lado, tras analizar la retribución de los directivos de las 49 principales compañías cotizadas españolas, OCU reveló que, en 2023, el sueldo medio superó los cuatro millones de euros, un 24% más que el año anterior, una cifra que, puntualizó, “no se corresponde con el aumento del valor de estas empresas durante ese período de tiempo”.

Por ese motivo, valoró esta norma como un “fallo en cualquier buen gobierno corporativo”, al entender que debería de existir una “relación” entre el aumento de valor de la compañía y el sueldo del directivo al mando de ella.

REMUNERACIÓN EMPLEADOS

“De hecho, en 2023 se han constatado ejemplos de compañías con excelente rendimiento para sus accionistas, cuyos directivos estaban entre los peor pagados”, sentenció, al tiempo que destacó que la remuneración media de los empleados de estas empresas “sólo creció un 5%” y, si se compara el sueldo medio del gestor con lo que cobra el empleado medio de esas compañías, la retribución del director o consejero delegado es “69 veces superior”, una cifra que juzgó “desorbitada”.

En este contexto, defendió que una “buena práctica” para “alinear” los intereses de la gerencia de la compañía y la de sus accionistas es que “también sean accionistas y su retribución consista en lo que renten sus acciones”.

Por otro lado, OCU subrayó que los accionistas deberían tener una “mayor capacidad” para fijar el sueldo de los gestores en estas empresas, dando “carácter vinculante” a la votación sobre retribuciones que se haga en la Junta General, ya que actualmente carecen de dicha competencia.

“Mientras que los accionistas no decidan el sueldo de sus gestores, incorporar un tope salarial ayudaría a reducir comportamientos oportunistas”, abundó, al tiempo que estimó que sería “razonable” establecer, como norma de “buen gobierno”, que el salario del presidente o primer ejecutivo de la empresa “no supere más de 20 veces el sueldo medio de la compañía”.