Enfermeras
El número de enfermeras que se van a trabajar fuera de España se duplica en un año
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El número de enfermeras que se van a trabajar fuera de España se duplicó en tan solo un año, entre 2021 y 2022, pasando de 572 a 1.100 las profesionales que se fueron a otro país, según informó este jueves el Consejo General de Enfermería (CGE).
Según el CGE, solo en enero y febrero de 2023, el número de enfermeras que se fueron a trabajar a otros países alcanzaba ya las 286 profesionales. Noruega, Reino Unido e Irlanda son, por este orden, los principales lugares de destino. La razón no es otra que la precariedad laboral que vive el sector y dentro de ella la temporalidad.
Lejos del 8% marcado como objetivo por el Gobierno, la temporalidad entre las enfermeras no baja del 30% y en algunas comunidades autónomas llega al 40%. La situación, denuncia el CGE, no es nueva y como explicó su presidente, Florentino Pérez Raya, “llevamos más de 25 años sufriendo las consecuencias de la elevada temporalidad”.
De hecho, añadió, “en 2020, el número de enfermeras españolas trabajando fuera de España superaba las 5.400 y desde entonces la cifra no ha dejado de crecer. Invertimos en formar profesionales altamente cualificados que se acaban yendo a otros países en busca de mejores condiciones”.
A LA COLA DE EUROPA
La temporalidad, sostiene el Consejo General, “no está justificada en ningún caso”, ya que otro de los grandes problemas del sistema sanitario es la falta de profesionales: “mientras en Europa la ratio es de 8,6 por cada 1.000 habitantes, en España es de apenas 6,1. Ocupamos los puestos de cola con respecto a otros países de nuestro entorno. Por tanto, lejos de sobrar profesionales, faltan. Esto conlleva una sobrecarga laboral que perjudica a las enfermeras, pero también, no lo olvidemos, a los pacientes”.
Además, como señaló Pérez Raya, “las ofertas públicas de empleo son escasas en cuanto al número de plazas y se resuelven a muy largo plazo. Actualmente, por ejemplo, se están incorporando los profesionales que obtuvieron su plaza en 2019, es decir, cuatro años más tarde”.
Del mismo modo, el CGE insistió en que la temporalidad afecta no sólo a quienes tienen este tipo de contratos sino también al resto de profesionales y pone en riesgo la propia seguridad del paciente. De un lado, las enfermeras que viven enlazando contratos, muchas veces de días e incluso horas, ven cómo su vida personal se ve afectada y les resulta casi imposible conciliar.
Además, muchos de estos trabajadores temporales ven cómo pasan de una unidad a otra sin importar si tienen o no la experiencia requerida y sin que cuenten con la figura de un tutor que les acompañe. Esto genera estrés, inseguridad y ansiedad.
RIESGOS
De hecho, Pérez Raya denunció que “la norma dice que en determinados servicios el personal de nueva incorporación tiene que estar tutorizado, por ejemplo, en neonatología crítica, donde hablamos de pacientes muy vulnerables. La realidad es que esto no se está haciendo, no hay tales tutores”.
Sin embargo, los profesionales que no son temporales también sufren las consecuencias de no contar con compañeros fijos y la rotación continua dificulta el trabajo de las enfermeras que en su día a día tienen que hacer frente a una importante carga de trabajo, derivada precisamente de la falta de personal.
Desde el CGE aseguraron que la situación está afectando claramente a la salud mental de las enfermeras. Como reflejó la encuesta realizada por el Consejo General de Enfermería a 20.000 enfermeras tras la pandemia, el 80% se encuentra en una situación de estrés mantenido, el 75% padece ansiedad y el 33% depresión.
(SERVIMEDIA)
23 Mar 2023
ABG/gja