Elisa Barahona, miembro de la Comisión Nacional de Bioseguridad en representación del Ministerio de Medio Ambiente, manifestó hoy que en España se han realizado más de 250 ensaos de campo con semillas transgénicas, sin que se haya producido ninguna incidencia que afecte negativamente a la salud, el medio ambiente o las especies tradicionales.

Barahona señaló, en un acto informativo organizado por la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA), que el 30 por ciento de estos ensayos se han realizado en la comunidad andaluza.

Sin embargo, en la actualidad el órgano colegiado de la Administración central encargado de autorizar el cultivo de estas variedades, ompuesto por representantes de los ministerios de Medio Ambiente; Sanidad y Consumo; Agricultura, Pesca y Alimentaición; Industria y Energía, y Educación y Cultura, sólo ha concedido el visto bueno a las dos variedades de maíz Bt, producidas por la multinacional Monsanto, que crean resistencia a la plaga de taladro.

España es el país europeo con mayor superficie de maíz transgénico cultivada, con más de 20.000 hectáreas, la mayoría repartidas por el valle del Ebro, Albacete y Extremadura.

Según Jime Costa, miembro del grupo de empresas dedicadas a la modificación genética de semillas que están adscritas a la Asociación de Productores (Aprose), la venta de estas variedades constituye una mínima parte de la facturación de estas empresas en España, ya que sólo el 5 por ciento del maíz que se cultiva es transgénico.

Respecto a la seguridad de estos cultivos, José Luis Garcia, ex gerente del Programa Nacional de Biotecnología y miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), asguró que en la actualidad se producen "los alimentos más controlados de la historia de la humanidad".

Tanto José Luis García, como Emilio Muñoz, del Instituto de Estudios Avanzados del CSIC, coincidieron en señalar que el hipotético riesgo que pueden entrañar estas variedades es mínimo, dado los controles a los que se someten.

Por el contrario, Fernando Moraleda, secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), defendió la aprobación de una moratoria en la comercialización de nuevasvariedades hasta lograr mayores evidencias científicas de los posibles efectos de estos cultivos.

Moraleda indicó que el Gobierno español mantiene una mayor disposición que el resto de países europeos a la autorización de variedades transgénicas y asguró que los alimentos transgénicos son "el primer hijo deforme de la globalización".