NORUEGA CAPTURA UN 20% MENOS DE BALLENAS EN LA CAMPAÑA DE ESTE AÑO

MADRID
SERVIMEDIA

Los 36 buques noruegos que han participado este año en la campaña de captura de ballenas han finalizado la temporada con la catura de un 20 por ciento menos de ejemplares de los previstos, según informó hoy la oranización ecologista Greenpeace. A su juicio, esto demuestra que se están reduciendo de forma alarmante la población de este cetáceo.

De las 753 ballenas que el Gobierno noruego había autorizado cazar a sus balleneros, sólo se han capturado 589, cifra que supone 35 menos que el año pasado y un 20 por ciento menos de las que estaban previstas. Por séptimo año consecutivo, Noruega no puede cazar todas las ballenas que retendía.

En 1992, Noruega anunció que reiniciaba la caza comercial de estos animales al entender que existia una superabundacia de ellos. Sin embargo, Greenpeace sostiene lo contrario y asegura que el déficit de capturas de este año demuestra que se están esquilmando las poblaciones balleneras.

Noruega es el único país del mundo que realiza caza comercial de ballenas desafiando los acuerdos internacionales que impiden la capatura de estos animales y otorgandose las cuotas ellos mismos, sin la auorización de la Comisión Ballenera Internacional. Este es el único órgano internacional reconocido por Naciones Unidas para gestionar la caza de ballenas.

Japón, por su parte, continúa con la "caza científica" de ballenas tanto en el Océano Antártico como en el Pacífico Norte.

La caza realizada este año por los noruegos ha contado con una mayor presión de Greenpeace. Durante todo el verano, miembros de esta organización han llevado a cabo acciones de protesta en el mar, para impedir que los arponros pudieran disparar sobre los cetáceos. Esto le ha supuesto a Greenpeace un elevado número de arrestos, multas y heridos.

Junto a la detención de su barco Sirius, de varias de sus lanchas neumáticas y de su tripulación, Greenpeace aún está a la espera de conocer el resultado del recurso que presentó contra la sanción de unos 6 millones de pesetas impuesta por un juez noruego. Uno de sus activistas aún permanece en el hospital recuperándose de las fracturas que le provocó una patrullera noruega al abrdar la lancha donde se encontraba.

Por otro lado, esta organización ecologista asegura que Noruega sigue enfrentandose a la imposibilidad de dar salida a todos los productos de ballena resultantes de esta caza. En algunos almacenes de este país se acumulan toneladas de grasa de ballena que, desde 1986 no han encontrado salida en el mercado noruego.

(SERVIMEDIA)
04 Ago 1999
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