En una comparecencia ante la Comisión de Exteriores para explicarla evolución de los acontecimientos en la antigua Unión Soviética, Yugoslavia y Argelia, Fernández Ordóñez afirmó que su visión pesimista de la CEI, tanto en el apartado económico como en el nuclear, es fruto de recientes conversaciones con los ministros de Exteriores de Ucrania, Bielorrusia, Armenia y otras repúblicas.

"La CEI es frágil (...) La cooperación económica es muy dudoso que llegue lejos (...) La inflación, antes de la liberalización de precios era del 170 por ciento anual, la caída del Proucto Interior Bruto (PIB) se produce en cantidades tremendas y existe un estrangulamiento en los sitemas de producción y distribución", indicó.

Ni siquiera pudo dar garantías a los diputados el cumplimiento de los acuerdos de uso del arma nuclear, suscrito entre las cuatro repúblicas que la poseen, Rusia, Bielorrusia, Ucrania y Kazajstan. De esta forma describió el ministro su desconfianza:

"El uso del arma nuclear requiere el acuerdo de los presidentes de las cuatro repúblicas, pero sólo el presdente ruso controla finalmente el proceso técnico de lanzamiento de las armas. Todas estas cosas, en los momentos en que estamos y con los problemas que ellos tiene, evidentemente están sujetas a toda clase de incertidumbres porque es un momento difícil. Esto es lo que hay".

En lo que respecta a la cooperación, Fernández Ordóñez se mostró, por un lado, partidario de mantener el memorándum del tratado de amistad hispano-soviético en sus actuales términos; es decir, que los 150.000 millones de pesetas d ayuda crediticia a la inversión que se firmó con el desaparecido Gobierno de Mijail Gorbachov en 1990 se renegocien con Rusia.

Y ello, dijo, porque Rusia es la "heredera universal" de los derechos y deberes de la antigua URSS, tesis que rechazan las otras 14 repúblicas porque sospechan que la ayuda se quedará sólo en Rusia y no llegará a sus territorios.

El ministro informó también de que España ha aportado 14.000 millones de pesetas, un 8 por ciento del total aportado por los países occidentale, para financiar ayuda humanitaria con destino a la URSS, y añadió que él no es partidario de incrementar esa ayuda porque España tiene "otras necesidades" en distintos lugares del mundo.

RUMANIA: "UNA BOBADA, UN LAPSUS"

Respecto al despliegue diplomático a que obligará la creación de nuevos Estados producto tanto de la desintegración de la URSS como de Yugoslavia, Francisco Fernández Ordóñez anunció que España abrirá embajadas-residencia en Moscú y Ucrania. En Bielorrusia "dependerá de si se consolda la CEI y ésta república es la capital, con lo cual será la `Bruselas' de la CEI", dijo.

Además, se abrirá consulado en Leningrado y se dejará "para más adelante" la apertura de embajadas-residencia en regiones como Armenia, Georgia o Kazajstan, con las cuales España no ha mantenido nunca a lo largo de la historia relaciones políticas o económicas.

La cobertura diplomática fue objeto de una reflexión del ministro, hecha después de que el portavoz del PP en la Comisión de Exteriores, Javier Rupéez, preguntara al ministro por la conveniencia de cerrar embajadas donde España no tiene intereses tan claros como Europa del Este.

"España quiere ingresar como miembro del Consejo de Seguridad (de la ONU) en la próxima reunión de este organismo y ya se sabe que cuando uno cierra una embajada pierde un amigo", contestó Fernández Ordóñez irónicamente.

Por último, negó que Rumanía vaya a ser uno de los tres países de la antigua Europa del Este, además de Rusia y Ucrania, con los que España vaya a etablecer relaciones privilegiadas, como afirmó recientemente Felipe González. "Eso es una bobada", dijo el ministro. "A lo mejor se lo han tomado mal (las declaraciones) porque no es normal. Será un 'lapsus linguae'".

SEGURIDAD PARA LOS SOLDADOS

"No vamos a enviar `cascos azules' (soldados) españoles a Yugoslavia mientras no tengamos absolutamente clara la seguridad en la región". Con esta frase de su intervención inicial el ministro intentó despejar dudas sobre las intenciones del Gobierno.

Seún comentó posteriormente, el Gobierno apostó hasta hace bien poco por el mantenimiento de una Yugoslavia unida (el 4 de septiembre él mismo lo hizo en el Senado), pero los acontecimientos en el seno de la Comunidad Europea han obligado a España a reconocer a Croacia y Eslovenia.

Recordó en este sentido cómo los países de la Comunidad Europea suscriben un documento en marzo de 1991 comprometiéndose a no reconocer ninguna frontera modificada por la fuerza. En junio, Alemania se declaró dispuesta a recoocer a Croacia y Eslovenia y finalmente, en diciembre pasado, toda la Comunidad decidió reconocer ambas repúblicas y establecer relaciones diplomáticas.

Esta secuencia de los acontecimientos fue objeto de críticas por parte de los portavoces de IU y el CDS, Ramón Espasa y Rafael Arias-Salgado, respectivamente. Ambos acusaron al Gobierno español y al resto de los de la CE de "seguidismo" respecto de Alemania.

Fernández Ordóñez advirtió que, si bien reconoce que la CE no ha desarrollado una polític exterior común en el contencioso de Yugoslavia ("ha sido el momento en que más claros se han mostrado los intereses nacionales", dijo), "lo poco que se ha hecho en ese país lo ha hecho la CE".

Por otro lado, el ministro dijo que el problema de Eslovenia y Croacia está resuelto, pero que ahora se plantean problemas similares con las repúblicas de Macedonia y Bosnia Herzegovina. "Yo no soy partidario de reconocer inmediatamente a Macedonia (Grecia se opone a reconocer el territorio con ese nombre) perosi todos (la CE) se lanzan...", dijo.

Respecto a Bosnia, el ministro pronosticó un conflicto armado similar al que vivió Croacia (ahora en tregua).

Durante su intervención, el portavoz del PP, Javier Rupérez, preguntó al ministro si tiene información de un supuesto lanzamiento de dos misiles nucleares tácticos, SS-19 y SS-20, instalados en la ex república soviética de Kazajstan.

En el turno de réplica, el ministro Fernández Ordóñez no hizo alusión a esta información.