En un comunicado, Serra considera que "aunque la estación estival en sí misma no conlleva ninguna enfermedad respiratoria concreta, sí que hay que tener en cuenta que los asmáticos pueden desarrollar una crisisen el momento de realizar actividades deportivas, sobre todo en verano, ya que las practican más a menudo".

Estas picaduras, continúa el neumólogo, también pueden desencadenar un angioedema (inflamación del cuello con peligro de asfixia), "que incluso puede conducir a la muerte".

El especialista señala que las vacunas constituyen el tratamiento más eficaz para estos casos con un 90% de éxito, sin abandonar la terapia para el asma.

"Se trata", explica, "de vacunas específicas para el veneno de abejas, tábanos y avispas y se aplica un pinchazo cada mes, durante dos o tres años, siempre en aquellas personas que demuestren tener alergia al veneno de estos insectos".

Por otra parte, alerta de que "la concentración de humedad y de cloro en las piscinas cerradas tampoco favorece la salud de los asmáticos"y añade que la práctica de la inmersión por parte de estas personas afectadas puede provocar síntomas de asma y problemas respiratorios si no se realiza correctamente.